Presentación:
Es especialista en equino-terapia, un método de sanación con caballos que ayuda a que las personas superen sus problemas, técnica que aprendió de manera autodidacta. Hoy es parte del centro ecuestre de entrenamiento “La Manada”, un proyecto que nació hace casi 20 años atrás para trabajar con niños que presentaban fobias escolares.
Camino Recorrido:
Estuvo en el seminario para ser sacerdote, luego estudió publicidad, es profesor cinturón negro de karate y años atrás se retiró al cerro por tres años para estudiar a los caballos que era lo que realmente quería hacer, siguiendo su vocación social. Quería llegar a las personas a través de los animales.
Estudió su comportamiento, su condición de presa v/s la del ser humano que por naturaleza es un cazador. El caballo al ser presa vive alerta y ese es su mecanismo de defensa. El hombre por su parte es un cazador que debiese ser educado como tal, pero vive como una presa, lleno de miedos que no sabe cómo resolverlos.
Cristóbal se percató que en las manadas salvajes los caballos se educaban entre ellos mismos sin problemas y cuando se mete el ser humano a educarlo, se crean los conflictos. “Comencé a estudiar por qué pasaba esto y desarrollé el método Cazador v/s presa que trata de educar animales cazadores sin miedo en vez de con miedo que son los presa. Me gustó crear esta manada para aquellas personas que están con miedo puedan protegerse y pertenecer a algo. A mi me pasó en un momento de mi vida, me sentí solo y vulnerable, que podía ser presa de los peligros de la vida como las drogas, alcohol o malas amistades. Por suerte no me pasó, pero sí tuve mucho miedo frente a las cosas de la vida”, cuenta.
Luego de desarrollar este método comenzó a trabajar con la Clínica Psiquiátrica de la Universidad Católica de San Carlos de Apoquindo y empezó a sacar adelante a personas.
Hoy tiene La Manada, un centro ecuestre de entrenamiento donde recibe por un lado a caballos que no han sido bien tratados y los enseña a estar en paz nuevamente, y a los jinetes o propietarios, les enseña cómo relacionarse con ellos.
Además recibe personas con conflictos emocionales ya sea por drogas, alcoholismo, bulimia, anorexia, depresiones y los ayuda a enfrentar sus problemas y superarlos a través de los animales, especialmente los caballos. “También estoy trabajando con niños del SENAME para que no sean presas del miedo y sin un futuro”, explica.
-¿Cómo ayuda el caballo a un niño con problemas?
El caballo es un animal muy perceptivo y que por su tamaño, cuando un niño se le acerca, inmediatamente siente miedo y admiración por este tremendo animal. El aprender para ellos un idioma que les permita comunicarse con un animal tan grande, les produce mucha satisfacción y fortalecimiento de la autoestima y les va entregando herramientas para el día a día. Al entablar un idioma con el caballo, el niño se puede comunicar y generar posibles relaciones. Cuando el niño se da cuenta que crea esta conexión y respeto con el animal, se le hace más fácil desarrollarse y generar relaciones con sus pares y con su familia.
- ¿Qué tipo de problemas son los que trabajan con los niños?
Principalmente autoestima. Tengo una percepción que me ayuda a ver si el niño está ordenado o no emocionalmente y, al ordenarlos, la mayoría de los diagnósticos que les han dado, desaparecen.
Para ordenarlo tengo que trabajar en conjunto con los papás porque sino no funciona.
- ¿Cómo estimular a un niño a través de los animales?
Lo primero es tener muy clara la personalidad del niño que estamos tratando de alimentar su lado más positivo y también encauzarle el lado más negativo. Es un trabajo hecho a la medida de cada uno. Por lo tanto, lo más importante es observar y ver con quién vamos a trabajar para poderle dar lo que él o ella necesita.
Segundo, hay que hacerlo lo más dinámico posible.
Por último, la perseverancia es muy importante en base a objetivos puestos a corto plazo para que el niño sienta que obtiene resultados y va avanzando y eso le da más confianza y autoestima.